¡Oh 35 horas semanales, bella ensoñación del siglo XX! Los convenios laborales en Euskadi ya apenas recogen la reducción de jornada. Fue una aclamación social que llevó a una huelga general en el año 1999, y que ahora cae en el olvido.
A día de hoy, el 41,8% de los 642.636 asalariados vascos tienen un convenio con vigencia en 2009. Pues bien, únicamente el 25% de esos convenios contemplan una reducción de jornada, según datos del Consejo de Relaciones Laborales. Cada vez menos convenios recogen recortes de horarios. En 2001, lo hacían el 69% del total. En 2008, el 25,8%.
Pero es que encima, las horas rebajadas son ridículas; casi testimoniales. Los convenios laborales que este año recogen una reducción de jornada han pactado una disminución media de una hora anual. Esto da a un promedio de 16,2 segundos de trabajo menos cada jornada laboral.
Con las 35 horas, los sindicatos querían lograr más empleo
Lejos, muy lejos quedan estas cifras de las pactadas en Euskadi a principios de la década. En 2001, el citado 69% de los convenios recogieron reducción de jornada. En éstos, se recortó una media de 9,7 horas al año. Los sindicatos reivindicaban que las jornadas laborales de los trabajadores bajaran de 40 horas semanales a 35. Con ese recorte, las centrales esperaban crear más empleo y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. Esta exigencia se va diluyendo. La crisis está concentrando energías en la conservación de los empleos.
La jornada laboral en los convenios con vigencia en 2008 recogía una jornada anual de 1.695 horas. Eso da a una media de 38,5 horas semanales.
UNAI ETXEBARRIA. 19.02.2009
Ya apenas se firman convenios en Euskadi que recojan menos horas de trabajo
viernes, febrero 20, 2009
| Author:
Juventudes Socialistas de Bilbao
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2 comentarios:
Cuanta razon tiene!!! Mi convenio es de 1758 horas y ojala solo trabajaramos esas!!!!!
Desde una perspectiva joven, considerar el sistema de convenios actual como una herramienta válida es el chocolate del loro . El obrerismo ha muerto, y los convenios son un instrumento que ampara a otras generaciones (principalmente, aquellos que superan los 45 años actualmente) a costa de los jóvenes. Precisamente, el obrerismo murió cuando murió la industria tradicional, cuando cerraron los altos hornos. En una economía de servicios, es urgente replantearse una regulación diferente que ampare los derechos de los trabajadores, sin las actuales estructuras sindicales pseudomafiosas de por medio, para lo cual es imprescindible la participación de nuestra desmovilizada juventud, y para movilizarla hace falta algo más que salir a la batukada del 1 de Mayo.
No se trata de discutir si son 35, 38 o 40 horas, se trata de que la antigua lucha de clases se ha convertido en una lucha de generaciones, y la generación víctima es (somos) incapaz de dar un paso adelante.